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En el santuario de las Peñas, corazón de la quebrada de Livilcar, se realiza durante las festividades de la virgen las tradicionales procesiones por la calles del santuario.

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Esta procesión siempre es acompañada por una multitud de personas las que con sus rezos y cantos acompañan a la virgen en su salida a las calles.

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Una vez terminada la fiesta de las peñas, el pueblo queda casi vacío, y se dice que una vez finalizada la fiesta hecha por los vivos, viene la fiesta realizada por los muertos.

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Dicen que si una persona va a las Peñas luego de terminada la fiesta, se podría topar con la procesión de los muertos. Esta procesión es realizada por los devotos de la virgen del rosario que estando muertos vuelven del más allá para seguir la devoción a la virgen.

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Las personas vivas que estén durante la procesión de los muertos, son invitadas a unírseles a través del regalo de una vela, sin embargo, esta vela al día siguiente se convierte en algún hueso de algún difunto.

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“Una vez mi hijo con un trabajador se quedaron en el santuario después de  la fiesta, en la casa que tenemos al lado de la iglesia… Cuando regresaron a Arica, los dos, medio asustados, me dijeron que habían visto una procesión, escucharon rezos y cantos, cuando se supone que no había nadie más en el santuario…”

                                                                                                         Rita Cañipa Quea

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“Algunos contaban que había otra procesión, y que les regalaban una vela para unirse a la procesión…

                                                                                                          Olga Menacho